Un grupo de científicos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) ha creado un nuevo material que permite que las aeronaves puedan repararse por sí mismas. El material está formado por pequeñas microesferas que contienen un líquido para “cicatrizar” las estructuras del avión.
Dichas microesferas se intercalan en la estructura del fuselaje del avión o en sus alas y se activan tras un impacto, como puede ser el producido por un ave, creando una especie de cobertura gracias a la liberación del líquido que acaba solidificándose muy rápidamente.
Las microfracturas que puede ocasionar este tipo de impactos pueden ocasionar fallos importantes en el vuelo y gracias a este material, se consigue una autoreparación del 100% en la mayoría de los casos.
El punto negativo de este innovador material es que se ve afectado por el clima, ya que con temperaturas frías el proceso se ralentiza. En el futuro, esta tecnología podría aplicarse, por ejemplo, para reparar pantallas de móviles.
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